Desde el año 2015 rige en España la Ley de Segunda Oportunidad. Se trata de un procedimiento legal que hace posible que los ciudadanos particulares, los autónomos y los pequeños negocios y empresas (pyme) desbordados por sus deudas puedan renegociarlas, o incluso librarse de parte de ellas. Al mismo tiempo, preserva también los derechos de los acreedores a cobrar. El procedimiento está ideado para que las personas físicas, con o sin actividad empresarial, puedan superar una situación coyuntural de insolvencia grave, o de quiebra, y para que tengan esta “segunda oportunidad” para poder rehacerse. Para beneficiarse de la Segunda Oportunidad y comenzar una vida sin deudas, es fundamentar contar con el asesoramiento de un abogado especializado en Ley de Segunda Oportunidad.
Desde su entrada en vigor en el año 2015, la Ley de Segunda Oportunidad ha dado amparo legal a unas nueve mil personas en España, en estos últimos siete años. La cifra es extraordinariamente corta si se compara con los más de cien mil beneficiados que ha habido en Alemania (“Insolvenzordung”) y en Italia (”Esdebitazione”), respectivamente; o los más de ciento sesenta mil que ha habido en Francia (“Code de la Consommation”); o los más de doscientas treinta mil particulares, autónomos y empresarios, acogidos a la medida en el Reino Unido (“Insolvency Act 1986”) en un solo año.
Se trata de una Ley poco utilizada en España, aunque de un año para otro el número de casos va creciendo. Con la crisis del coronavirus y la consecuente parálisis en muchos negocios, la insolvencia se ha extendido y en los años 2020 y 2021 los casos en los que se ha apelado a la Ley de Segunda Oportunidad han aumentado casi un cincuenta por ciento, según medios de comunicación que atribuyen el dato a “fuentes solventes”.
Derecho a la Segunda Oportunidad
La Ley de Segunda Oportunidad permite a los particulares y autónomos renegociar sus deudas o librarse parcialmente de ellas, para superar una situación coyuntural de insolvencia grave, o de quiebra. El objetivo de la norma es reconocer que todo el mundo tiene derecho a esta “segunda oportunidad”, tras un fracaso económico, empresarial o personal.
Con esta segunda oportunidad, la ley procura que la persona que haya incurrido en deudas que le desbordan pueda reconducir su vida nuevamente, e incluso de arriesgarse a nuevas iniciativas, sin el lastre que supone una deuda anterior que no puede pagar.
Es una medida legal de auxilio para quien puede acreditar que siempre ha sido buen pagador, pero que en un momento determinado vive un bache económico. La Ley también protege el derecho de los acreedores a cobrar.
Requisitos para la Segunda Oportunidad
Para poder acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad tiene que existir una justificación que pruebe que el deudor no cuenta con el patrimonio suficiente para hacer frente a sus deudas. La cantidad adeudada no puede superar los cinco millones de euros. Las deudas deben haber sido contraídas actuando de buena fe; es decir, que haya existido un intento de alcanzar un acuerdo extrajudicial de pagos con los acreedores. Acuerdo como, por ejemplo, ampliar los plazos de pago o negociar quitas que reduzcan esta deuda pendiente.
El deudor no puede haber sido condenado por delitos económicos o patrimoniales contra instituciones públicas, como Hacienda o la Seguridad Social, o contra los trabajadores, en los últimos diez años.
Además, es preciso que el deudor no sea declarado culpable en el concurso de acreedores. La buena fe no existiría si el deudor contrajo sus deudas sabiendo de antemano que no iba a poder pagarlas, o bien si no actuó con la suficiente diligencia.
Por último, es imprescindible que el deudor no se haya acogido a esta Ley de Segunda Oportunidad con anterioridad, en los diez años precedentes.
Ley de Segunda Oportunidad: sin límite de deudas
No hay limitaciones en los tipos de deudas que se pueden contemplar en la Ley de Segunda Oportunidad. Aunque al principio no todas las deudas podían ser exoneradas, ya que se excluían aquellas que estuvieran establecidas con administraciones públicas, una sentencia del Tribunal Supremo de julio del 2019 determinó que estas deudas deberían ser también objeto de la exoneración.
En caso de que no se alcance un acuerdo extrajudicial, el concurso de acreedores quedará en manos de un juez, quien tomará la decisión del porcentaje de deuda a exonerar. Este porcentaje puede ser el 100% de la deuda contraída.
Un incentivo para el emprendimiento
La Ley de Segunda Oportunidad tiene legislaciones equiparables, comúnmente llamadas como “Fresh Start” (“Nuevo comienzo”) en muchos países de nuestro entorno, como por ejemplo Inglaterra, Irlanda, Francia, Portugal, Alemania, Italia, Estados Unidos, Bélgica, Austria o Dinamarca, entre otros.
La experiencia ha demostrado que, cuando no existen mecanismos de “segunda oportunidad” para un profesional o un empresario en apuros, se producen desincentivos claros para acometer nuevas actividades. La falta de alternativas empuja a abandonar el circuito regular de la economía y a pasarse a la “economía sumergida”.
Este “paso a la clandestinidad” no favorece ni al deudor (que incurriría en una actividad “sumergida”, ilegal), ni a sus acreedores, que quedarían en una total indefensión sin posibilidades de recuperar lo que se les debe. Los mecanismos legales de segunda oportunidad son desincentivadores de la “economía sumergida” y favorecen la cultura empresarial y la creación de nuevo empleo.
Abogados especializados en Ley de Segunda Oportunidad
En Lidiare Abogados somos expertos en segunda oportunidad y contamos con amplia experiencia con este tipo de expedientes. Si no puedes hacer frente a tus deudas, consúltanos y buscaremos juntos una solución.
