La Ley de la Segunda Oportunidad (de aquí en adelante LSO) ha sido de gran ayuda para quienes se declaran insolventes. Si bien muchos creen que la insolvencia implica que no se tiene ningún tipo de ingreso, esto no es del todo así.
¿Qué es la insolvencia para la Ley de Segunda Oportunidad?
Según el artículo 2.3 del Texto Refundido de la Ley Concursal:
«La insolvencia podrá ser actual o inminente. Se encuentra en estado de insolvencia actual el deudor que no puede cumplir regularmente sus obligaciones exigibles. Se encuentra en estado de insolvencia inminente el deudor que prevea que dentro de los tres meses siguientes no podrá cumplir regular y puntualmente sus obligaciones»
Artículo 2.3 TRLC (BOE-A-2020-4859)
¿Qué quiere decir esto? Lo que define si una persona puede ser declarada insolvente no es cuánto cobra (o si cobra), sino su capacidad de pago. Para ello, se consideran también el resto de gastos, no sólo de la empresa sino también familiares y personales. Por ello, aunque tengas, por ejemplo, un sueldo, aún puedes acogerte a la Ley de Segunda Oportunidad.
¿Cómo me declaro insolvente?
Para declararte insolvente primero deberás acudir al Juzgado de lo Mercantil. Esta institución, especializada en la resolución de conflictos de carácter mercantil, será quien tome tu solicitud. Existen dos posibles escenarios:
- Que el deudor sea quien declare su insolvencia, para lo cual deberá presentar documentación que justifique y dé credibilidad a su situación.
- Que el acreedor solicite declarar insolvente al deudor: de igual manera, será el solicitante quien deberá justificar la insolvencia.
El trámite puede ser realizado por personas físicas, autónomos o empresas. Y para poder solicitarlo, se deberá haber incumplido una obligación de pago de al menos dos cuotas, en un periodo de 90 días y a más de dos acreedores. El valor de las deudas, a su vez, debe implicar al menos un 10% del pasivo total.
Todas las deudas que se impliquen en la solicitud deben ser del tiempo de desarrollo de la actividad en cuestión y no pueden superar los 5 millones de euros en total.
¿Puedo ser insolvente y aún tener ingresos?
Una vez declarada la insolvencia, no solamente es posible, sino que es deseable que cuentes con ingresos. Como vimos antes, en el marco de la LSO no es necesario liquidar todos tus bienes para enfrentar tus deudas. La legislación permite conservar activos empresariales e incluso sostener la actividad y el flujo de ingresos, siempre que sea viable.
La ley ofrece la exoneración parcial o total a partir del establecimiento de un plan de pagos. Esto implica que no será necesario liquidar el patrimonio personal para cubrir deudas. Así, la persona protege su vivienda y los bienes indispensables para la actividad laboral. Además, la normativa permite saldar deudas con Hacienda y Seguridad Social.
Para ampararse, entonces, será necesario que cumplas con algunas condiciones:
- Certificar que eres insolvente: debes demostrar que tu negocio no puede cumplir con sus obligaciones de pago.
- Presentar un plan: es importante que definas cómo y en qué plazos pagarás tus deudas.
- Vivienda y activos empresariales: podrás conservar tu hogar, tu negocio y los bienes indispensables del mismo.
- No contar con antecedentes penales socioeconómicos en la última década.
Es importante que tengas en cuenta que el plan deberá ser aprobado tanto por el juez como por tus acreedores. Dependiendo de la viabilidad y de la situación financiera en que te encuentres, este puede incluir la reestructuración del negocio o incluso la reducción de la plantilla.
¿Qué pasos debo seguir para hacer la declaración de insolvencia?
- Ir al Juzgado de lo Mercantil y solicitar una declaración de concurso.
- Una vez presentada la documentación, el juez decidirá si el solicitante cumple o no los requisitos.
- Si no fuera así, el proceso finaliza. En cambio, si es aceptado, se inicia un proceso amparado en la LSO.
- El Administrador Concursal negociará con los acreedores y buscará que todos lleguen a un acuerdo. Si esto no funciona, es posible que se opte por liquidar activos del deudor.
Una vez que te declares insolvente, se deberán detener los pagos de intereses y cualquier reclamo de tus acreedores.
En definitiva, la Ley de la Segunda Oportunidad brinda un marco legal para aquellos que se encuentran en situaciones financieras insostenibles, permitiéndoles reestructurar sus deudas y obtener un nuevo comienzo.
Ser insolvente no significa necesariamente carecer de ingresos, sino tener dificultades para cumplir con las obligaciones financieras. A través de un proceso en el Juzgado de lo Mercantil, es posible solicitar la declaración de insolvencia y establecer un plan de pagos viable. Este proceso protege los activos esenciales y ofrece la oportunidad de mantener la actividad económica mientras se saldan las deudas.
Es importante seguir los pasos legales adecuados y cumplir con los requisitos para beneficiarse de esta ley. Si te encuentras en una situación de insolvencia, considera consultar a nuestros abogados expertos en Ley de Segunda Oportunidad para obtener orientación específica sobre tu caso.