De un tiempo a esta parte se habla en distintos foros empresariales del concepto “economía de la reputación”.
Hablamos del impacto que una determinada acción puede causar en la imagen de la marca de cualquier empresa, impidiendo o dificultando la realización de negocios. Impidiendo, en suma, su desarrollo sostenible y, en ocasiones, su propia supervivencia.
Hablamos de reputación. De ese valor corporativo que influye en su ventaja competitiva, en su capacidad para atraer y retener talento, en su potencial para motivar el compromiso y la productividad de sus empleados y en su credibilidad en el mercado.
Hablamos de que la empresa está sometida, cada día más, a un escrutinio permanente por parte de todos aquellos que se relacionan con ella: proveedores, clientes, inversores, comunidades financieras, capital riesgo y cazatalentos, son solo algunos de los que con cierta asiduidad investigan sobre los diferentes estados de la empresa. En definitiva, indagan sobre los valores que componen su reputación.
Compliance penal como ventaja competitiva
La reputación de una empresa es el conjunto de elementos intangibles proyectados por su cultura corporativa hacia su entorno. Siendo estos elementos intangibles los que le aportan el valor de la credibilidad ante el mercado.
Decimos: “es creíble”, “podemos confiar en ella” o, por el contrario, “sus acciones hablan tan alto de la empresa que no necesitamos escuchar lo que dice”. Somos partidarios de pensar que la reputación corporativa es el mayor valor de toda empresa. Identificar los riesgos de naturaleza penal que una organización pueda tener es una de las principales tareas de todo empresario.
Para poder detectar los riesgos penales que una empresa pueda tener, es fundamental analizar sus distintas áreas de actividad e identificar los posibles escenarios en los que pudieren cometer determinados delitos. Se trata de gestionar el riesgo de que la reputación corporativa se vea gravemente dañada.
Tener implementado un programa de compliance se configura como la herramienta que permite gestionar adecuadamente los riesgos de que sean cometidos determinados delitos y mitigar su impacto y la posibilidad de quedar exonerados de responsabilidad de los delitos que pudieren ser cometidos por empleados o directivos.
En Lidiare contamos con un departamento especializado en diseñar programas de compliance penal a medida para organizaciones de cualquier tamaño y sector. Solicita el asesoramiento de nuestros abogados expertos en compliance penal sin ningún compromiso y protege tu organización de responsabilidades penales.