A la hora de emprender existen distintas alternativas, cada una de ellas con sus ventajas y desventajas. Una de las mayores disyuntivas de los pequeños emprendedores suele ser si le será más rentable hacerse autónomo o montar una sociedad limitada.
Para poder determinar en qué situaciones conviene ser autónomo o crear una sociedad limitada, vamos a analizar las principales características de ambas opciones.
Ventajas y desventajas de ser autónomo o sociedad limitada
Para tomar la decisión adecuada es importante tener en cuenta el tipo de actividad que desarrolla la empresa y el volumen de negocio. Estos son los principales criterios que hay que tener en cuenta a la hora de emprender:
Responsabilidad
Desde el punto de vista de la responsabilidad, la ventaja de la sociedad es que el nivel de compromiso y las obligaciones de los accionistas son limitados, es decir, se reduce al aporte de capital. Sin embargo, el autónomo, al tener responsabilidad ilimitada, no diferencia entre patrimonio empresarial y personal y responde con su capital privado en caso de deudas frente a terceros.
Impuestos
La principal diferencia entre un autónomo y una sociedad limitada en lo que a impuestos se refiere, es que el primero tributa por el IRPF, impuesto progresivo que suele ser mayor del 15% y la sociedad limitada tributa por el Impuesto de Sociedades a un tipo fijo del 25%.
Podemos afirmar que, como regla general, si se esperan pocos beneficios, la mejor opción será establecerse como autónomo. En cambio, si se esperan altos beneficios, la creación de una sociedad será la opción más rentable.
Constitución y costes de gestión
Los trámites de constitución y gestión para los autónomos son más sencillos y, al ser la contabilidad más simple también, los costes de gestoría serán más baratos. Así mismo, los autónomos pueden beneficiarse de una tarifa plana y darse de alta solo les costará 50€ durante el primer año.
Por el contrario, la constitución de una sociedad es más compleja y conlleva un mayor gasto. Una sociedad limitada, además, necesita un capital inicial de 3.000€, mientras que el autónomo no tendría que aportar capital social para iniciar su actividad.
Financiación
El acceso a financiación y créditos bancarios es más fácil para las sociedades limitadas que para autónomos. Estar más establecida a nivel legal y contar con una contabilidad clara que permita mostrar fácilmente la solvencia de la empresa, son garantías que permitirán un acceso más sencillo a subvenciones, préstamos o concursos.
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